Sebastián Mellino, uno de los máximos referentes de la región en la tarea de formar ídolos musicales, impuso un estilo exigente y demandante en sus roles de jurado y coach de la Star Academy. Los participantes le temen y al mismo tiempo lo admiran: saben que pueden aprender mucho de él.  “Buscamos artistas con personalidad”, desafía.

 

Rápidamente mostró su mano para hacer lo que sabe: potenciar artistas de talento incipiente y transformarlos en verdaderas estrellas. Y en su rol como jurado, impuso un estilo exigente y demandante que ya es una marca registrada. Desde que fue convocado para ejercer la dirección musical de la Star Academy, Sebastián Mellino siempre pide un poco más. Su anhelo permanente es que el sacrificio y las ganas de progresar vibren en cada presentación. Y en todo momento se encarga de sembrar el espíritu reinante en la Academia de Canto que dirige desde hace casi 15 años en Buenos Aires: que los sueños actúen como un motor para ser cada día un mejor artista. Y que el esfuerzo sea la herramienta para lograrlo. Está claro: para triunfar en la Fábrica de Estrellas, hay que trabajar y trabajar.

“Star Academy propone tener una carrera a nivel internacional y desarrollarla de manera independiente. Y lo que buscamos es un artista con personalidad”, afirma Sebastián, e inevitablemente trae el recuerdo de una de las escenas más divertidas de la edición anterior, cuando alentó a Morgan, uno de los participantes, a que interpretara una canción en bóxer para que lograra enterrar sus temores. “Es un maestro muy creativo”, lo describió el joven, ya con los pantalones puestos y agradecido por la experiencia. “Yo no sé si me hubiera animado a algo así”, lo felicitó Mellino.

Los aspirantes a nuevos ídolos tienen muy en claro que Sebastián ofrece una oportunidad para aprender, así como también saben que en el camino al estrellato serán exigidos a fondo por este artista integral, que supo formar a estrellas como Tini Stoessel y trabajó como coach de figuras de la talla de Ricardo Montaner, Emmanuel, David Bisbal, Luis Fonsi, Franco De Vita, Sergio Dalma y Luis Enrique, entre otros. Sebastián Mellino siempre reclama más y lo hace de pura convicción: sabe que en sus interlocutores hay talento. Y apuesta a despertar ese fuego interior que les permita superarse y reinventarse permanentemente.

“El talento fue lo que me sorprendió desde los inicios de la Star Academy, porque en las experiencias que había tenido en otros realities me crucé con poca gente de Bolivia. Acá no sólo llegaron muchos con talento, sino que además crecieron un montón en el proceso de aprendizaje”, señala Mellino sobre la competencia que finalmente consagró a David y lo hizo acreedor de la oportunidad de viajar a Buenos Aires para grabar su disco, cuyo primer sencillo, “Sinceramente”, fue compuesto por el propio Sebastián. “Voy a tener que comprarle pañales para adultos”, bromeó el maestro, describiendo las sensaciones que invadían a su alumno a punto de embarcar el vuelo rumbo a la capital argentina para cumplir su sueño.

Sin embargo, este jurado que se muestra impiadoso y demandante durante la competencia, resalta a otros participantes que a pesar de no haber ganado tienen mucho para dar. “Los 10 que llegaron a la primera final poseen algo muy particular, pero creo que el mayor crecimiento lo hizo Miguel Ángel”, subraya Sebastián, y menciona que “si Gabo hubiese explotado antes, habría estado entre los finalistas. Tardó un poco en encontrar la plenitud, y cuando lo hizo, los otros ya estaban más maduros”.

Una nueva temporada de la Star Academy está en marcha. Los desafíos se renuevan, las expectativas se multiplican y hay una nueva estrella en formación. “Buscamos a alguien que tenga los valores como ser humano. Y que tenga el talento, las ganas y sobre todo la perseverancia y el sacrificio necesarios para sostener una carrera profesional”, concluye Sebastián Mellino. ¿Quién será el próximo ídolo surgido de la Fábrica de Estrellas?